miércoles, 23 de mayo de 2012

Me hago vieja pensando en ti...






Libros desparramados por encima de la cama esperando ser leídos y mas que esperarán. Gente pasando por la calle y yo escribiendo en soledad sobre libros que esperan. Una inapetencia de vida me embarca en un mar de pensamientos y distracciones sobres moscas que vuelan a mi alrededor. Un reloj sin pilas marca la hora de vernos y una radio apagada, señal de lo que me inspiras. Mi tiempo desocupado, deseando no esperarte, no anhelarte, no sufrir más por nadie. El “clin” del microondas, calentando unos canelones precocinados, como banda sonora de nuestro amor. ¡Patético! ¿no?
No entenderás el por qué de estas palabras, no entenderás el por qué de mi cama todavía desecha esperándote, aún sin compromiso adquirido de que vendrás, ni de que vuelvas nunca mas. Tu labia venció mi fortaleza y la convirtió en ignorancia, mas tarde en sufrimiento, por promesas incumplidas y frases que jamás cumplirás. Hoy si me atrevo a decírtelo, tal vez mañana ni te mire a la cara. Derribaste mi muralla y ahora me siento como hielo en agosto, como gata agazapada. No vuelvas a venderme palabras bonitas a cambio de esperas interminables. Me hago vieja pensando en ti.

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