domingo, 13 de mayo de 2012

La más dulce de las noches



Estábamos tan colocados que apenas nos manteníamos despiertos. No eramos capaces de juntar una palabra con otra sin trabar nuestras lenguas, queriendo o sin querer. Entrelazando las piernas y hasta los dedos de los pies... Nuestros brazos ebrios, flojos y mareados, se liaban sin estimar soltarse. Tus manos apretaban las mías en arrebatos de deseo que el cuerpo no podía acompañar. Mas tarde las yemas de los dedos, acariciaron recíprocamente la cálida y suave piel de esa forma tan dulce... La noche, larga y calurosa, la mas dulce, como nunca, maravillosa...

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