miércoles, 4 de febrero de 2015

Sin saberlo, sin planificarlo, el primer día del viaje.

Solo entrar en la M-40 ya me hizo sentir paz. Aunque tengo claro que no es el lugar, ni el espacio que ocupo habitualmente lo que me trastorna, si no la frenética actividad, los compromisos y las presiones relativas a las me que encuentro sometida habitualmente, y que en ocasiones yo misma me induzco, claro está.

Pues sí, ya estaba yo en la M-40 y me sentía liberada, y entonces empecé a emocionarme un poco. Últimamente me encuentro como en una montaña rusa emocional, a la que no le encuentro sentido, ni porqué, y ahí estoy, arriba, abajo, hoy sola, mañana enamorada, hoy guapa, mañana gorda, y vuelta a empezar… Entonces, como decía, empecé a emocionarme por que vino a mi cabeza la idea de que no me había despedido de mamá. Se quedó en la cocina y yo solamente dije, hasta luego, y cerré la puerta detrás de mi. Caí en la idea de que no le había dado un abrazo, ni un beso, y que nunca sabes cuál va a ser la última vez que la veas. A cualquiera de las dos podría pasarnos algo que nos separase y no nos habíamos despedido. Seguí llorando. Pensaba en que le diría si diese la vuelta y me despidiera de ella, o de cualquiera de mis amigos o amigas con los que me hubiera cruzado antes de salir de viaje. Y seguí llorando, como una tonta. Iba conduciendo y recordé las palabras que Silvia me dijo antes de salir, conduce con cuidado, ve tranquila, estoy preocupada, escríbeme al llegar, y pensé, estoy haciendo justo lo contrario que ella me aconsejó. Entonces dejé de llorar.

Cada vez me siento mejor. Cuanto mas lejos de la gran ciudad mejor, que alivio, a tomar por culo Madrid! Te amo, pero como me puteas…

Respiro hondo y me siento mas tranquila. Fuera empieza a nevar y es agradable ver los diminutos copos caer, desplazarse rápidamente en todas las direcciones y finalmente explotar contra el parabrisas. Fuera debe hacer mucho frío, y mientras yo avanzo hacia Cañamero, calentita y con mi música. Tengo que cambiar la música, estos discos que llevo en el móvil están ya repetidísimos. Paso dos de cada tres canciones por el cansancio de haberlas escuchado mil veces. Deja de nevar y me fastidia, me hacía ilusión verlo todo de blanco. Definitivamente me siento mejor.

Voy a ir a Lisboa. Acabo de decidirlo. Hago noche en Cañamero y mañana voy para Lisboa. Decidido, Lisboa. ¿Llamo a alguien que se quiera venir? Ni hablar! Me voy sola, necesito recuperarme, recuperar la seguridad que he perdido, dejar esta vida tartamuda que llevo, de trompicón tras trompicón, de decisiones erróneas, de inseguridades y recuperarme. Lisboa u Oporto, da igual, lo importante es volver a ser yo, valerme por mi misma, pasarlo bien y mal y salir adelante. 

Mientras llego a Cañamero pienso que si que quería decirte algo ayer, o no, bueno si, pero no me atreví, y es por eso que no me reconozco a veces, por que ayer no era la misma que fui. Ya me lo dicen Alfredo y Miguel, que qué pasa conmigo, que vuelva a ser la misma. Que vuelva. Y tenías razón, debemos aprender a expresar el deseo tal y como lo sentimos, el deseo, o lo que sea que se nos pase por la cabeza, o por el corazón, porque si no luego te quedas como con la sensación de tener cosas pendientes, como yo ahora.

Cañamero! ya estoy aquí, aunque solo de paso :) Mañana a Lisboa!

“Tengo hambre, hambre de muchas cosas, pero voy a comer despacio. Lo más importante es que es una decisión mía, solo mía, la primera que tomo en varios días, la primera pero no la última.”

Sin saberlo, sin quererlo, este es el primer día del viaje improvisado. 

Buenos días, buenas tardes y buenas noches!!! :) 




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